Se enseña a un bebé a sentarse, sentándolo? A ponerse de pie, poniéndolo de pie? Se enseña a un niñ@ a escribir, escribiendo por él/ella? A andar en bicicleta, andando por él/ella ? 

Se enseña a un bebé a sentarse, sentándolo? A ponerse de pie, poniéndolo de pie? Se enseña a un niñ@ a escribir, escribiendo por él/ella? A andar en bicicleta, andando por él/ella ? 

Una de las máximas que guían una crianza consciente, es: no podemos hacer el camino por nuestr@s hij@s, pero si podemos caminar junto a ellos.

Uno de los grandes boicoteadores de nuestra forma de educar es pensar que debemos hacer por ellos lo que en realidad ellos tienen que lograr por sí mismos.  La tendencia, desde que son bebés, es poner los aprendizajes en una carrera de quién logra la meta primero. Desde aprender a caminar, hablar, hasta leer, son aprendizajes que se “enseñan” de manera forzosa, creyendo erróneamente que el que las logra antes es más capaz.

Aprender a la fuerza, aunque el método sea amable, no propicia un desarrollo favorable en el niñ@, ya que poner de pie a un bebé que todavía no se yergue por sí mismo o enseñar a leer a un niño que todavía no tiene maduro su cerebro, es intervenir la posibilidad innata del niñ@ a conquistar el aprendizaje por sí mismo, según su desarrollo madurativo, sus necesidades y ritmo individual. 

Cuando estos aprendizajes son impuestos por el adulto, estamos coartando que sea el niñ@ quien los conquiste, estamos haciendo el camino por ellos, a nuestro ritmo, según nuestras necesidades, no de ellos. 

El mensaje es: “tú no puedes hacerlo por tí mismo, yo lo hago por tí”. 

Esto tiene efectos directos en la configuración individual del niñ@, formando su personalidad, su estructura afectiva, su autoestima y su cognición. El niñ@ siente que no puede hacerlo y que necesita la ayuda permanente del adulto, afectando todo su cotidiano, su ánimo, su seguridad, su comportamiento y su socialización.

Darles la oportunidad de que la conquista sea de ellos, y no nuestra, es garantizar un derecho intrínseco, y también es brindar salud: física, cognitiva y emocional (seguridad, sentido de pertenencia, de competencia, autonomía, autoestima, alegría). Es enseñarles que no tienen dueños, que ellos son los dueños de sí mismos.