Anteriormente nos referimos a las necesidades de l@s niñ@s en relación a la educación. Hoy reflexionamos sobre las necesidades desde el hogar.

Según diversos estudios, la infancia en Chile está viviendo una doble pandemia, al Covid-19 se le suma la epidemia de salud mental que vivían desde antes los niños y niñas en Chile menores de 6 años. El sistema educativo y nuestros modelos de crianza son los responsables directos de esta situación.

¿Por qué? porque nuestro modelo educativo piensa la infancia según criterios pedagógicos, sociales y científicos obsoletos.

Hoy, gracias a las neurociencias y a muchas corrientes pedagógicas, se ha podido entender la niñez desde puntos de vistas más completos e integrativos.

Según toda esta evidencia, ponemos los principales puntos a considerar para poder brindar salud en nuestros niños y niñas desde la crianza.

  • Jugar libremente. El quehacer por excelencia en la infancia es el juego libre, a través de él maduran todas las áreas de desarrollo necesarias para desenvolverse en la vida. Es importante proporcionar tiempos exclusivos de juego en el interior y en el exterior.
  • Movimiento libre (no ejercicio). El movimiento es el precursor de todas las habilidades intelectuales, siendo prioridad en la rutina diaria. Saltar, correr, caminar, trepar, andar en bicicleta, equilibrio, rodar, etc. Si estas actividades se hacen en contacto con la naturaleza y contemplan gran parte del día, estamos cultivando salud en todo ámbito.
  • Educación con sentido. Experiencias pedagógicas directas al mundo, en contacto con otros y con la naturaleza, fundadas en el hacer, la imaginación y la motivación, considerando la etapa madurativa.
  • Rutina. Una rutina diaria es un elemento básico para brindar salud emocional en la infancia, la que permita una organización predecible. En estos tiempos es fundamental no recargar de actividades. 
  • Dormir bien. El sueño es uno de los grandes afectados en este tiempo. Luz natural, una alimentación saludable, una rutina clara y movimiento durante el día, ayudan a la calidad y duración del sueño. Cuidar el ambiente diurno, ya que las experiencias del día se procesan durante la noche, por lo que una rutina muy acelerada, exceso de estímulos y de pantallas, pueden interferir con el buen dormir.
  • Alimentación de calidad, en todo sentido. Poner atención a aquello que entregamos como alimento y la manera en que enmarcamos este momento, proporcionando un espacio de colaboración mutua, de tranquilidad, libre de pantallas y compartido. 
  • Ambiente óptimo. También las experiencias pueden ser alimento de buena o mala calidad, que van a nutrir o mal nutrir el organismo. Un ambiente organizado, que entregue belleza (al tacto, al oído, a la vista); con relaciones saludables, cariñosas; con actividades con sentido y que apelen a la vida real (no virtual).